lunes, 10 de diciembre de 2007

Pompa de jabón.

Vista de la calle desde mi ventana.

No dejo de pensar en las passejades que nos pegábamos papá y yo por Barcelona las mañanas de primavera cuando hace un par de años me vi sumida en la tristeza pero la única que tenía depresión era mamá; sin embargo, yo estaba muy triste siempre, me sucedieron muchas cosas a la vez y no pude afrontarlas -ya dicen que de mica en mica s'omple la pica.

Recuerdo con especial tristeza los consejos y las charlas de papá por las Ramblas, los callejones estrechos en los que los bloques de pisos bajitos parecían abalanzarse sobre una, donde escalofríos me recorrían el espinazo al recordar aquello que me contó papá -una vez encontró a una muchacha muerta por sobredosis. Sus intenciones eran muy buenas, pero el efecto de sus palabras en mí era nefasto, de hecho, el recuerdo aún me comprime el pecho.



Tú estás así por culpa de la gente, niña. Tienes que ser como una tortuga: avanzando, pasando de la gente, con tu caparazón en el que nadie puede entrar, ¿me entiendes, Arantxa?

Te entiendo, papá. Pero yo nunca seré una tortuga de duro caparazón, he sido, soy y seré una frágil burbujita de jabón a la merced del aire.

3 comentarios:

Joselu dijo...

Hermosas conversaciones con tu padre bajando las ramblas. A mí me costó treinta largos años poder conversar con mi padre. De hecho creo que sólo fue en sus últimos meses de vida cuando pudimos entendernos. Al final, cuando estaba a punto de expirar por primera vez le dije que estaba orgulloso de él. No sé si era ya un poco tarde. Las burbujas frágiles también saben buscar su espacio en la vida, especialmente si son sensibles e inteligentes. El dolor nos enseña y mucho. Si me lo permites, un día me gustaría hacer un post sobre ti, sin citar tu verdadero nombre ni el enlace a tu blog. Ya me dirás algo.

Anónimo dijo...

Txoria Txori
Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite.
(Mikel Laboa)

A veces los padres buscan lo mejor en nosotros, pero nosotros somos lo que somos o queremos ser; porque ellos nos lo facilitaron.

Traducción de la canción Txoria Txori de Mikel Laboa (Si le hubiera cortado las alas habría sido mío, no habría escapado. Pero así, habría dejado de ser pájaro. Y yo... Yo lo que amaba era un pájaro.)

Animal de Fondo dijo...

Bueno, todavía no conozco bien el blog, acabo de descubrirlo, pero lo que es evidente es que ser una tortuga solamente destruye al "tortugado". ¡Como si los seres humanos estuviéramos sobrados de sensibilidad, para destruir la que por suerte podamos tener!
Claro que sufriremos, pero también gracias a eso estaremos más vivos, también amaremos más, gozaremos más, tantas cosas dignas de ser sentidas y vividas.
Bueno, bueno, de acuerdo con lo de la burbuja, pero en lo de a merced del aire no. Me parece que lo has dicho porque la metáfora ha podido más que tu control al escribir. Está bello que las burbujas vuelen según sople, pero en eso ya no se parecen a los seres humanos sensibles.
Sensibles, sí, para enterarnos de todo, pero sin dejar que nuestras emociones dependan de otros. A ver si me explico: si alguien consigue que nuestras emociones dependan de su conducta nos hace esclavos suyos, que es lo peor que podemos permitir que nos hagan. Ya basta con que nos den en la cabeza con una pedrada, ya es bastante daño; lo que no podemos consentir es que encima nos alteren el humor, aunque nos duela. No está en nuestra mano evitar la pedrada, pero nuestros pensamientos son nuestros, nadie en el mundo tiene el poder de conmoverlos si nosotros no lo dejamos. Nadie puede mandar sobre nuestro interior, y es legítimo que nos sintamos tristes o alegres, pero en función de nuestra voluntad de permitirlo, no como reacción a merced del comportamiento de otros. El único modo libre de amar es ese, porque queremos, no porque nos sale.
Bueno, para ser el primer comentario ha sido bastante largo, así que junto con él van mis disculpas por el rollo.
Saludos.