viernes, 28 de diciembre de 2007

De vuelta


He vuelto hace poco de Jaén, tras estar otros tantos días en un pueblecito de Badajoz. Ya ha pasado lo peor, podría decir. Partimos temprano de casa de mi abuela paterna, en Jaén. Sentí pena por esa octogenaria arrugada y bajita, cuya mano de uva pasa se aferraba a la mía cuando paseábamos y cuya boquita de escasos dientes supervivientes al paso del tiempo no dejaba de decirme lo que dice cada vez que nos vemos, que qué guapa estoy, que cómo he crecido, que estoy hecha una mocica... Nos fuimos temprano de su casa, donde vive sola -tengo familiares allí, en el mismo pueblo, pero no viven en su casa- y se despidió de nosotros con los mismos ojitos llorosos con los que nos recibió -estaba preocupada, porque mi madre tiene la salud de un pajarito y tanto viaje... Tanto coche... No se sabe.

Lo he pasado todo, ahora miro atrás y me enorgullezco de haber aguantado, de haber pasado unos días con mis familiares y de que mis padres estén contentos.

Ahora mismo estoy cansadísima, harta de escuchar música durante todo el trayecto, pensando sólo en los deberes que tengo pendientes, en los regalos que tengo que comprar, pero esta tarde me permitiré el lujo de dejarme caer en la camita que tanto he añorado sin pensar en nada más que en mí. Me encenderé incienso para quitar el olor a cerrado -fuerte pese a que sólo ha pasado una semana- y no me preocuparé de nada más, aunque lo cierto es que tengo un mal sabor de boca: ¿sabían que aquella gente que me insultaba en el instituto me ha seguido acosando -vía Internet- de una manera muy sutil pero sin embargo fácilmente apreciable y dolorosa? ¿Qué hago con ellos?

Bueno, quizá no pueda volver a escribir hasta el año que viene, así que espero que todos ustedes pasen una feliz velada en Nochevieja -yo la pasaré con quien más quiero- y que este año sólo les traiga cosas buenas. De verdad.

2 comentarios:

Joselu dijo...

¿Te imaginas el día en que tú seas una abuelita arrugada y bajita? ¡Cómo agradecerás entonces la mano de tu nietecita que estará hecha una mocita! Son diferentes perspectivas de la vida. Ya ha pasado y también has aprendido cosas, aunque no las que esperabas. Feliz año nuevo.

Jueves dijo...

Esa imagen de los ojos de tu abuela me resulta familiar... Para mí, una de las cosas más "tristes" (que me muerden el cordón umbilcal, perdido hace tanto tiempo) es la expresión de mi madre, convertida también en abuela, despidíendose de mí en la puerta del ascensor... ¿Has cogido el bote de no sé qué?, ten cuidado y no corras, vuelve cuando quieras...
Y yo vuelvo cuando quiero, que no es mucho... Y también voy aprendiendo lo que no esperaba.
Que lo disfrutes.